Tras las vacaciones de verano, septiembre es el mes propicio para poner a punto el coche y corroborar que su mantenimiento es el idóneo. No obstante, existen pequeños retoques que se deben acometer y que, conociendo pequeños trucos, pueden llevarse a cabo sin pisar el taller ni sufrir el consecuente desembolso.

Tal y como recuerdan desde el blog de Citroën España, una de las muchas artimañas existentes está relacionada con el pulido de los faros, los cuales, pasados varios años, tienden a perder su brillo y transparencia para volverse traslúcido.

Este fenómeno se debe, principalmente, a la abrasión que sufren por la arenilla, el polvo y otras partículas que hay en el aire, que los rayan y desgastan. El problema se acentúa además si el coche pasa largo períodos de tiempo a la intemperie, ya que la radiación solar también altera la superficie del plástico. Este deterioro desemboca en una peligrosa pérdida de luminosidad en la carretera y, además, es motivo de rechazo en la ITV.

Por ello, en casos en los que el nivel de desgaste no sea desmesurado, es posible pulir la superficie utilizando pasta de dientes y añadiendo después algún desengrasante para mantenerlos transpartentes -vídeo al final de la noticia-. Una práctica tan tradicional como desconocida para gran parte de los automovilistas con la que se puede ahorrar tiempo y dinero. En cualquier caso, recuerdan desde la firma francesa, resulta más efectiva y sencilla de realizar si se hace de forma periódica eliminado el halo que lo enturbia en cuanto aparece.

No obstante, si el grado de opacidad es elevado, lo mejor es llevarlo a un establecimiento especializado. Además, el coste es reducido, en torno a 30 euros.

Visto en: eleconomista.com